El día que empecé a fumar

Viendo este post acerca de hábitos que uno toma, se me antojó contar la mas tóxica de mis vivencias -sonidos de violín-.

Toda mi vida había tenido una intolerancia casi ridícula por el humo del cigarro y digo ridícula por la respuesta que daba mi cuerpo, me lloraban los ojos, se me secaba la boca, me costaba respirar así como si tuviera el asma más crónico del mundo y eso que yo ni siquiera he tenido problemas respiratorios de esa índole; a veces se me tapaban los oídos como cuando uno viaja en avión; en síntesis parecía que estuviera a punto de sufrir un paro respiratorio por el simple hecho de oler el humo del tabaco.

Lo peor es que mi sentido del olfato solo es superado por el de perros rastreadores, puedo oler cosas/personas a distancias inusitadas. Tenía mis episodios con una frecuencia alarmante, todo se complicó en mis últimos años del cole y primero de la U donde los lugares que frecuentaba estaban cada vez más abarrotados de chimeneas ambulantes. Fue entonces cuando decidí que los días de incapacidad respiratoria tenían que terminar.

Fui a el supermercado y compre una cajetilla de cigarros duros (muy valiente yo) para que fuera más concentrada la dosis, llegue a mi casa, salí al patio y me fume 4 uno tras otro, en medio de la más penosa deficiencia respiratoria de mi vida; pero cuando iba por el 4º paró el lagrimeo, la tos, mi boca tenía mi cantidad normal de saliva... estaba INMUNIZADA, adiós los días de vergonzosas crisis!!!

Lo malo pasó los días siguientes: estaba con un amigo, me ofreció "uno", lo acepté, días después me encontré comprando yo misma los cigarros, como si hubiera sido fumadora desde siempre. A pesar de que siempre dije que fumar era un hábito bastante sin gracia, estúpido y sin sentido, (solía compararlo con aspirar del humo de los buses o poner la boca en el escape/mufla del carro) me convertí en fumadora habitual.

El sabor me gustaba, me relajaba pero lo que no toleraba era el olor que dejaba, esta vez no era por las crisis sino por que se pegaba en la ropa, el pelo, la boca y donde pudiera, los chicles hacían que los demás lo notaran menos pero para mi era esa hediondez... 

Duré así un tiempo... y un día decidí dejar esa cochinada; aunque suene feo decirlo (o escribirlo) era una drogadicta, por que el tabaco es realmente eso, una droga. Con en tiempo la necesitas.

Me gustaría decir que de la nada dejé de fumar, pero no fue así, no me costó como si llevara 20 años de fumar pero si me costó un tiempillo, de vez en cuando caía y gastaba 75 colones en un cigarrillo; tuve síndrome de abstinencia y todo, sentía que me picaban las manos, sudaba  y cuando estaba más estresada me urgía ir "por uno". Hubo días en que andaba de un humor de los mil demonios cosa muy rara en mí, mis amigos de vez en cuando me decían que me daban "uno" si dejaba mi mal carácter donde había estado encerrado durante toda mi vida.

Pero gracias al apoyo del CASE y de la iglesia... esa vara, nombres con pura fuerza de voluntad salvé mi vida de un posible cáncer de pulmón o insuficiencia respiratoria ó cardiovascular, ciertamente lo que me hizo tomar la decisión definitiva fue una plática que tuve con un amigo hace "añales", específicamente esta frase:

"Se imagina uno siendo fumador, cuando tenga hijos, los lleva al parque 

y no puede correr por que se cansa muy rápido, le falta el aire"

No se porque me llegó tanto eso específicamente, nunca ha sido el sueño de mi vida tener hijos ni casarme pero fue lo que me hizo dejar el vicio, ojalá todos los fumadores encontraran su motivación y pararan de gastar su plata y su vida en perjudicarse a si mismos... si les sobra el dinero para tonteras mejor mande APOYO (sin tilde) al 6776.